Homenaje “El Don de Leopoldo”
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Resumo
-Hola Leo cómo andás?
-Hola polaquita... y bien aquí estoy... ( y haciendo un gesto de "no puedo hacer otra cosa"). Aquí estaré hasta el final.
Final en el que todos estuvimos con gran congoja, la que no cesa. Ante cualquier recuerdo aparecen las lágrimas. Hace pocos días, en el trayecto de un viaje cercano, unas dos horas, tuve un tiempo conmigo misma mientras lo recordaba, fue mi amigo, la confianza se estableció desde siempre.
Fue un MAESTRO, sacaba de su chaleco (no usaba galera) lo que más le ocupaba en el momento, siempre desde un esoterismo que podía girar entre la ciencia y la magia, entre citas y amores platónicos, entre lo simple y lo complejo, siempre acorde a las circunstancias.
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